Jamás me he considerado expresiva, siempre fui vergonzosa, tímida, siempre me ha gustado hablar pero siempre le he tenido pánico a la burla, tal vez por que siempre se han reído de mi, sin embargo siempre he sido gritona, y al parecer hablo como mi papa, que parece que toda la vida estamos molestos, enojados, soy muy brusca, pero no por agresiva, si no por que en mis manos no hay sutileza, soy torpe por que nunca me enseñaron la minuciosidad, soy tosca por que nunca he sido delicada, por que a pesar de ser una niña jamás me comporte como una de ellas, no me gustaban los vestidos por que siempre se me atoraban, solo me vestía linda para una ocasión especial, todas mis muñecas las regalaron cuando yo tenia 5 años, así que jugaba con los juguetes de mi vecino (carritos, de mesa, cartas, domino, canicas, soldaditos, pistolas, etc.) Aprendí a llorar en mi recamara a solas por que llorar era muestra de debilidad y motivo de regaño o burla; aprendí que nunca fui sobresaliente por mi cara o por mi cuerpo y que si quería atención tenia que gritar, por que si no nadie me iba a pelar; que si no gritaba y me imponía lo que yo decía quedaba en el vacio; aprendí que no era suficiente ser lista ya que solo a mis maestros les daba gusto y orgullo (o mínimo de mi mama me entere muy grande); la violencia familiar me enseño que me puede herir física y emocionalmente y que mi única defensa es parecer fuerte (mínimo la física desapareció). Sin embargo de todo eso que me enseño la vida de la mayoría me he querido deshacer desde que aprendí que hacia daño, que hay personas que jamás aprendieron eso y que mi simple voz las lastima, la vida me enseño muchas cosas buenas, pero también me ha enseñado a sobrellevarla de una manera muy dura y drástica, y me ha convertido en alguien poco persuasiva y bastante eufórica. Y si me molesta que me digan que estoy molesta cuando no lo estoy por que eso significa que sigo perdiendo, que a pesar de entenderlo y quererlo cambiar, sigo haciendo daño y hasta cierto punto me lastima.
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